Poemas de La Morada Fugitiva


Retrato realizado por Armando Villegas


LLUEVE EN EL POEMA

La cicatriz del horizonte invade mis ojos:
La sombra ha sido proferida
Aprecio la querella entre el verdor y la muerte.

En esta ciudad han condenado fuego y tierra,
Sólo agua y viento: amigos transparentes,
Me acompañan

La jerarquía de lo invisible.



ARS MUTANDI

Amanece:
Las palabras se vuelven transparentes
Al salir veo cómo se abre el silencio.

Hay un idioma que sólo hablan
Quienes acaban de nacer.

Ya comienza el destierro del día.

El rocío me visita
Y la montaña renuncia a sus límites.

Mis manos son raíces nómadas.

¿Soy yo? ¿O es el cuerpo lo real?

El aroma despliega su crimen...

          La rosa terminará por abolir sus espinas
          Pero será mayor su peligro.

El camino ha sido mutilado...
¿Desde cuándo leo el libro del fuego?

Ahora que el tiempo me persigue
Conozco el lugar donde la muerte reverdece

Y es allí donde comienza mi voz.



LA EDAD DEL GRITO

¿Quién sobrevive a su infancia?

Creí en la memoria
Hasta que fui ultrajado por la vigilia.
Tiempo, alfarero de grietas.

Vine para hablar en medio de la tempestad,
Llegué con mi herencia de sombras
Indeciso entre el poema y el grito
Entre el fuego y el azul...

Hoy vivo el exilio del pasado
Y el infortunio del amanecer.

Toda escritura
Es obra de muertos.



Derechos reservados de Gonzalo Márquez Cristo